Se conocen algunos detalles del accionar del asesino de Rosana Artigas, su ex pareja José Fernández, quien pretendió cometer un crimen perfecto y planificó cada paso que dio para cometer el atroz crimen.
Fueron pareja durante 20 años y tenian un hijo en común. En octubre del año pasado comenzaron un proceso de separación que de materializarse hace exactamente un año, en diciembre cuando la cacheteó, denuncia que figura en la justicia de familia, y le impusieron una restricción de acercamiento que al vencerse no fue renovada.
Un tiempo antes del homicidio Fernández se enteró que Rosana estaba saliendo con alguien. Eso fue el desencadenante. Rosana fue encontrada ayer viernes a las 15.15 dentro de un tambor de 209 litros en las aguas del río Limay en la zona de China Muerta.
Premeditación y alevosía
Rosana le mandó un mensaje de texto al hombre el jueves 23 de noviembre a las 9.20. Este dato es central, ya que si se lo hubiera enviado a través de WhatsApp el reporte telefónico sólo diría que ella consumió datos. Al usar esta vía el registro queda asentado.
Las cámaras de seguridad lo captaron a él dirigiéndose en su auto -un Chevrolet Corsa Classic gris verdoso- hacia la vivienda de ella. Una vecina de Fernández la vio a Rosana ingresando a la casa de él a las 9.30 aproximadamente.
Apenas entraron a la vivienda la atacó arteramente por la espalda con una cuerda que le ató al cuello y apretó hasta dar muerte. La autopsia da cuenta que la muerte fue por asfixia mecánica.
Al estrangularla evitó la perdida de fluidos biológicos por eso cuando allanaron la casa de Fernández y la de su madre no encontraron este tipo de evidencias. En la casa el asesino ya tenía el tacho que había pasado a buscar un día antes por la casa de un conocido.
Es decir, premeditó cada uno de los movimientos.
Coartadas
En su casa estuvo unos pocos minutos y volvió a salir en dirección a Centenario. Dejó a Rosana adentro del tacho recubierto en el interior con un colchón inflable. A ella la introdujo con la cabeza hacía abajo, la cuerda pegada al cuello y los pies hacía arriba. Todas las evidencias estaban dentro del tacho. En Centenario, a las 10:52 apagó el celular de Rosana y lo descartó. Al deshacerse del teléfono de la mujer en ese lugar hizo que la búsqueda se concentrara allí. Todavía no aparece.
Luego, articuló una serie de movimientos como cargar nafta, ir a comprar pan, buscar a su madre de un centro de día para jubilados y llevarla a la casa del hermano. Es decir, se procuró una serie de coartadas muy sencillas de comprobar. Cuando volvió a su casa a la hora de la siesta le incorporó al tacho una capa de 10 centímetros de cemento, un peso necesario que se hunda.
Destrucción de evidencias
Luego intentó quemar el cuerpo dentro del tacho, pero las llamas fueron débiles y solo afectaron los pies, piernas y glúteos de Rosana. Todo está en la autopsia.
Después procedió a tapar el tacho y lo cargó en la caja de su Renault Oroch. Una vecina lo vio subiendo algo. El dato sirvió para que los investigadores pudieran rastrearlo aunque ya contaban con información de que había retirado el tacho un día antes por lo que trabajaban sobre un dato seguro.
Vale recordar que Fernández supo ser director de Espacios Verdes de Plottier por lo que conocía el territorio como la palma de su mano y esa información la utilizó en su favor.
La siesta el 23 de noviembre, antes de juntarse con unos amigos en el balneario de Plottier, se dirigió hasta China Muerta, tomó la calle de tierra de la Feria del Mangrullo y en el fondo costeó el río Limay donde a unos 800 metros hay un pozón en el que descartó el tacho a unos cinco metros de la orilla.
Cuando el domingo 26 de noviembre el fiscal jefe de Homicidios, Agustín García acusó a Fernández de falso testimonio solamente se encargó de revelar que había mentido en su declaración, cuando dijo que la última vez que había visto a Rosana fue el 19 de noviembre. Tenía las cámaras, los registros de los celulares y la testigo. Cortó su relato a las 11.03, con el regreso del auto a Plottier, para no revelar sobre que líneas estaban trabajando.
Como el imputado se encuentra en prisión preventiva, imputado por haber falseado la información que le dio a la policía, la fiscalía se tomará el fin de semana para recolectar toda la evidencia en su contra e imputarlo la próxima semana.
Denuncia y separación hace un año
La mujer había denunciado a Fernández en 2022 por violencia de género. En la presentación que hizo ante la comisaría séptima de Plottier, fechada el 3 de diciembre, mañana se cumple un año.
Rosana contó ese día, que ambos estaban en la casa de una de las hijas de él. Ella recibió el mensaje de una persona con la que se estaba escribiendo hace unos días. Él vio eso, pero no le dijo nada en ese momento. La llevó a la casa y solo se bajó el hijo adolescente que tenían en común. Fernández le pidió que fueran a conversar.
Textualmente Rosana relató: «fuimos al río donde tuvimos una discusión y luego se produjo un forcejeo recibiendo una cachetada en la cara por parte de esta persona (Fernández), ya que me pedía que le dé explicaciones de la persona que me escribía, a lo que le contesté que yo no le tenía que dar explicación a él dado que hace cinco meses que estábamos separados».
Y siguió: «Después volvimos a su casa donde él seguía pidiéndome que le dé explicaciones, además no se quiso retirar del lugar y se quedó a dormir en la cocina, retirándose recién en horas de la mañana volviendo hace un momento en estado de ebriedad, sigue molestando por tal motivo me acerqué a la comisaría».
El caso fue archivado en julio de 2023, a partir de un informe de equipo interdisciplinario que no detectó indicadores de riesgo.

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