El gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck inició minutos despues de las 16 su discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura rionegrina.

Lo hizo con el apoyo de algunos títulos que le sirvieron de ayuda memoria, pero no leyó su discurso, como sucede habitualmente este tipo de actos. Habló por espacio de una hora aproximadamente.

Su alocución fue una fuerte defensa de la provincia, la Patagonia y el federalismo y estuvo marcado para responder actitudes y acciones del gobierno nacional que encabeza Javier Milei.

Apenas iniciada la ceremonia el gobernador dijo que «rechazo energicamente la degradación de las instituciones de la democracia con menciones tales como que el congreso «es un nido de ratas». Reconoció que se cometieron errores, pero resaltó su rechazo a la postura del presidente ante la caída de la Ley Ómnibus y ante los escraches a quienes se oponen a una normativa.

Weretilneck resaltó que una de las características de los primeros días del gobierno fue el «ataque al federalismo, un ataque a las provincias, no solo con la eliminación y la restricción de fondos que históricamente veníamos recibiendo, sino también con un ataque, con un agravio a los gobernadores como representantes del pueblo». Pidió que se logre un «marco de respeto» para llegar a acuerdos con Nación para los tiempos venideros.

Son decisiones del gobierno central que atacan profundamente no solo al federalismo sino al interior del país, pero también a la vida de cada una y cada uno de nosotros. Este no es un tema de la casta, de los gastadores seriales, de los gobernadores, es un tema del pueblo, es un tema de la gente. Por más esfuerzo que hagamos nosotros más tarde o más temprano esta política económica de privación termina damnificando a toda nuestra gente», manifestó el gobernador.

En su descargo sobre la acusación a las provincias por los problemas económicos del país, Weretilneck comparó distintas cifras y concluyó que no son las provincias las que generan déficit, no son responsables del endeudamiento , no impactan en el gasto público nacional y los empleados públicos son responsables de los servicios estatales. «Está claro que el déficit no es nuestro», señaló.

Sumó en este planteo a los envíos a las provincias como transferencias discrecionales: «de discrecionales tienen poco», consideró. Explicó que la coparticipación se dividió en dos, que una parte es lo que son los envíos automáticos, y los fondos que «les pusieron el mote de discrecionales», que en realidad son fondos de distintos impuestos para cumplir ciertas acciones en todo el país. Señaló que se pierden fondos que impactan desde los salarios hasta «la copa de leche» en las escuelas, los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) que recibían municipios para obras, el subsidio al transporte que llevará a que algunos lugares pierdan el colectivo.

El gobernador realizó una pormenorizada comparación entre las provincias y el gobierno nacional ante lo que planteó como «una estafa mediática» en la que se posiciona a las gestiones provinciales como las responsables del déficit. Aseguró que aún sin responsabilidades como la educación y la salud, el gobierno central tiene un déficit público del 2,9% del PBI, mientras que ls provincias y los municipios tienen un superávit fiscal del 0,6% y si se le saca el pago de la deuda llega al 1%. Puntualizó que el 24% del gasto público es de Nación, mientras que el 18% es de las provincias y municipios juntos.

En la parte final, Weretilneck, hizo una exhortación de todos los rionegrinos manifestando que «lo que no podemos tener una mirada distinta de los intereses de la provincia respecto al gobierno central, no permitamos que nos dividan, no permitamos que la Nación nos diga qué es lo que tenemos que hacer», para cerrar con un «Viva la Patagonia, vivan las provincias unidas, viva el federalismo».

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