En la audiencia en que presentaron el acuerdo la Fiscalía aclaró que le introdujeron una modificación a la calificación, dado que inicialmente había quedado agravada por ser el hombre encargado de la guarda de la víctimay por convivir con ella, cargos que no pudieron ser probados.
Incluso el mismo acusado al admitir su responsabilidad en los ultrajes aclaró que no vivía con la niña en los momentos en que la agredió. Todo ocurrió en el lugar de trabajo del imputado, pero no es donde vivían.
El Tribunal compuesto por los jueces María Florencia Caruso Martín, Marcelo Gómez y Julio Sueldodictaron la sentencia tal como lo habían propuesto las partes. Caruso Martín en el voto rector y con la adhesión de sus colegas, destacó que además de que el violador reconoció su responsabilidad, habían logrado reunir pruebas contundentes para declararlo culpable.
Consideraron asimismo que tanto la víctima como su mamá estuvieron de acuerdo con la resolución de la causa.
También valoraron los magistrados que el hombre carecía de antecedentes penales.
Pidió “ordenar sus cosas”
UCRS no fue directamente a la cárcel tras conocido el fallo, ya que pidió 20 días de plazo porque cobra su sueldo para esa fecha y quería además organizar sus cosas, como también solicitar el certificado analitico para comenzar la secundaria en el Penal.
El tribunal le concedió el pedido y le ordenó una serie de pautas de comportamiento, como la colocación de una pulsera electrónica para el seguimiento satelital; la presentación en una comisaría tres veces por semana y la prohibición de salir del país.
Además los jueces dispusieron cumplir el lapso solicitado debía presentarse en la oficina judicial local para ser trasladado al Establecimiento Penal ha cumplir pena. Precisaron que en primer lugar lo debían alojar en la prisión local, pero aclararon que en caso de no haber lugar, lo debían trasladar a la cárcel del Viedma, dado que en ese establecimiento hay pabellón para ofensores sexuales.
Un cúmulo de pruebas irrefutables
Los investigadores reunieron pruebas incontrastables, independientemente de la confesión del depravado padrastro.
Por caso, se ponderó el relato de la niña en cámara Gesell en la que describió “con detalle los hechos abusivos” y apuntó a la pareja de la madre.
Pero además una pericia médica certificó las lesiones genitales y desgarro del himen de antigua data, lo que corroboró la violación sufrida por la chiquita y la responsabilidad del hombre.
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