El Consejo Provincial de Educación supervisará durante 15 días la labor en la cocina de la Escuela 288 “Prefectura Naval Argentina” del Lago Pellegrini. Después de ese plazo, dictaminará sobre la comida que se elabora en el lugar, muy cuestionada por madres y padres de alumnos, que han solicitado la remoción del personal que prepara el alimento.

El lunes fue un día intenso para la comunidad educativa del establecimiento, que funciona bajo el régimen de modalidad extendida y al que asisten unos 340 escolares. Y es que un grupo de progenitores se hizo presente en las instalaciones y habló con los directivos y luego todos se desplazaron a la sede del CPE cincosaltense, donde la conversación incluyó a funcionarios de la repartición.

Los padres se quejan de la “muy mala calidad” de la comida que se les brinda a sus hijos, a quienes se les da desayuno, almuerzo y merienda por estar en la escuela en horario de corrido desde la mañana a la tarde.

Fideos pegoteados y mezclados con algo parecido a maizena, polenta o muy aguada o muy espesa y con grumos, hamburguesas con la carne semicruda, son algunas de las comidas que se sirven a los alumnos. Junto con ello, brillan por su ausencia platos más elaborados y con carne o pollo, por ejemplo.

Los estudiantes a veces prueban algo de lo que reciben y el resto se lo llevan a sus hogares. Allí, los padres, diligentes por saber qué ingieren sus hijos, han podido comprobar “lo incomible” que resultan las comidas y se han alarmado ante el riesgo bacteriológico que representa la carne mal cocida.

Analía, una de las madres que ha impulsado los reclamos por la alimentación escolar, manifestó que la directora habría reconocido en la escuela que la comida no era muy buena pero luego, en el CPE, habría cambiado de opinión y habría defendido la calidad del aporte nutricional. Los progenitores no descartan que a ella, que come en el establecimiento, le preparen mejores platos que a los alumnos.

El hecho es que en el CPE decidieron tomar cartas en el asunto pero, en principio, no aceptaron el planteo de los progenitores para que se saque al cocinero y a sus dos ayudantes y se les cambien las tareas que realizan y se los destine a barrer el patio u otras actividades de mantenimiento.

Los funcionarios educativos optaron por tomarse un tiempo y enviar a un supervisor a controlar la labor de la cocina. Allí, tendrán que estar atentos porque los padres y las madres también cuestionan que los presuntos envíos de carne vacuna y de cerdo, el pollo y otros alimentos suelen brillar por su ausencia.

 

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